Dios escogió a Moisés como su líder y profeta para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto y guiarlo a la Tierra Prometida. Tras el Éxodo, mientras el pueblo acampaba al pie del Monte Sinaí, Dios se manifestó con truenos y relámpagos, e hizo subir a Moisés a la montaña donde le entregó las Tablas de la Ley, grabadas con los Diez Mandamientos como un pacto fundamental y una guía moral para que el pueblo supiera cómo amar a Dios sobre todas las cosas y cómo amar y convivir correctamente con su prójimo, estableciendo así las bases de su relación.
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