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El ácido ribonucleico (ARN) es una estructura molecular polímera, de forma lineal, cuya unidad fundamental es el nucleótido, el cual forma una larga cadena. El eje de la cadena lo forman grupos de fosfatos, el azúcar ribosa y bases nitrogenadas. La presencia de un oxígeno en la posición 2 de la ribosa impide que se forme una doble cadena como en el ácido desoxirribonucleico (ADN). El filamento único del ARN es capaz de enrollarse sobre sí mismo mediante la formación de pares de bases en algunas secciones de la molécula.
El ácido ribonucleico se forma a partir de un proceso de duplicación (o réplica) de las cadenas de ADN, esto se realiza en el interior del núcleo de las células. Es el primer paso del proceso denominado flujo de información genética. Luego tenemos la transcripción o la copia de la información genética en la nueva cadena de ADN producida, que también se lleva a cabo en el núcleo, formándose el ARN. Finalmente el ARN, formado en el núcleo, sale de él y se dirige al citoplasma, donde distinguimos a unos corpúsculos denominados ribosomas, que serán los escenarios de la síntesis proteica.
Al parecer, el ácido desoxirribonucleico, descubierto por Friedrich Miescher en 1869, es la molécula precursora del ácido ribonucleico, es decir éste último es producto del primero. Miescher, destacado médico suizo, llamó a los ácidos nucleicos como “nucleínas” porque fueron encontrados inicialmente en el núcleo de los glóbulos blancos. Años después se determinaron los dos tipos de ácidos nucleicos: El ácido ribonucleico (ARN), molécula que sintetiza proteínas, y el ácido desoxirribonucleico (ADN), molécula de transmisión de la herencia. El ADN fue redescubierto y determinado plenamente, por primera vez, en las estructuras del retículo endoplasmático, gracias al trabajo de los científicos George Palade y Siekevitz, en la década de 1950. En 1955 James Watson determinó la existencia del ácido ribonucleico mensajero (como una molécula intermediaria en la transmisión de la información del ADN hacia los ribosomas citoplasmáticos. En 1957, Watson y Crick formularon el llamado “Dogma o Fundamento Central de la Biología”, que explicaba el mecanismo de la replicación del ADN, a través del cual se generaba el ARN y luego la síntesis de proteínas. En 1970, se determinó que existía un proceso de transcripción inversa de la información que provenía del ARN y se dirigía al ADN. Este proceso modificó el llamado “Dogma central”. En 1998 los científicos norteamericanos Andrew Fire y Craig C. Mello formularon sus primeros estudios sobre el funcionamiento del ARN de interferencia, por lo cual obtuvieron el Premio Nobel de Medicina el año 2006.
El ARN está compuesto químicamente por: Un azúcar (la ribosa), una cadena de fosfatos y cuatro bases nitrogenadas (purinas: adenina, guanina; y pirimidinas: citosina, uracilo).
Debemos saber que existe una variante con respecto a las bases nitrogenadas: en el ARN, el uracilo reemplaza a la timina.
El ARN actúa como intermediario en la transmisión de las instrucciones genéticas del ADN, así como también tiene una participación muy activa en la síntesis de proteínas. Las enzimas que sintetizan los ARN se denominan polimerasas.
El ácido ribonucleico se forma a partir de un proceso de duplicación (o réplica) de las cadenas de ADN, esto se realiza en el interior del núcleo de las células. Es el primer paso del proceso denominado flujo de información genética. Luego tenemos la transcripción o la copia de la información genética en la nueva cadena de ADN producida, que también se lleva a cabo en el núcleo, formándose el ARN. Finalmente el ARN, formado en el núcleo, sale de él y se dirige al citoplasma, donde distinguimos a unos corpúsculos denominados ribosomas, que serán los escenarios de la síntesis proteica.
Al parecer, el ácido desoxirribonucleico, descubierto por Friedrich Miescher en 1869, es la molécula precursora del ácido ribonucleico, es decir éste último es producto del primero. Miescher, destacado médico suizo, llamó a los ácidos nucleicos como “nucleínas” porque fueron encontrados inicialmente en el núcleo de los glóbulos blancos. Años después se determinaron los dos tipos de ácidos nucleicos: El ácido ribonucleico (ARN), molécula que sintetiza proteínas, y el ácido desoxirribonucleico (ADN), molécula de transmisión de la herencia. El ADN fue redescubierto y determinado plenamente, por primera vez, en las estructuras del retículo endoplasmático, gracias al trabajo de los científicos George Palade y Siekevitz, en la década de 1950. En 1955 James Watson determinó la existencia del ácido ribonucleico mensajero (como una molécula intermediaria en la transmisión de la información del ADN hacia los ribosomas citoplasmáticos. En 1957, Watson y Crick formularon el llamado “Dogma o Fundamento Central de la Biología”, que explicaba el mecanismo de la replicación del ADN, a través del cual se generaba el ARN y luego la síntesis de proteínas. En 1970, se determinó que existía un proceso de transcripción inversa de la información que provenía del ARN y se dirigía al ADN. Este proceso modificó el llamado “Dogma central”. En 1998 los científicos norteamericanos Andrew Fire y Craig C. Mello formularon sus primeros estudios sobre el funcionamiento del ARN de interferencia, por lo cual obtuvieron el Premio Nobel de Medicina el año 2006.
El ARN está compuesto químicamente por: Un azúcar (la ribosa), una cadena de fosfatos y cuatro bases nitrogenadas (purinas: adenina, guanina; y pirimidinas: citosina, uracilo).
Debemos saber que existe una variante con respecto a las bases nitrogenadas: en el ARN, el uracilo reemplaza a la timina.
El ARN actúa como intermediario en la transmisión de las instrucciones genéticas del ADN, así como también tiene una participación muy activa en la síntesis de proteínas. Las enzimas que sintetizan los ARN se denominan polimerasas.